Mi segunda quimio
- periodista2014
- Oct 5, 2014
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Mi segunda quimio fue el 3 de octubre. Al igual que en la primera la rutina fue la misma. Primero prueba de sangre para saber si estoy bien, ver si he subido o bajado de peso para saber si la cantidad de veneno debe ser la misma. Luego cita con el oncólogo y si todo va bien ya estoy lista para la quimio. Esta vez hay una buena noticia.
Tengo que empezar diciendo que tengo el oncólogo más amable del mundo. Nuestras primeras reuniones fueron en inglés con alguna que otra palabra en noruego, pero ahora nuestra conversación es solo en noruego. Qué difícil es entenderlo cuando habla rápido porque en su dialecto pronuncian la “r” algo danesa y afrancesada. Saktere (despacio), le recuerdo. Se ríe y lo repite despacio. Me da la impresión de que este hombre de pelo blanco ha visto de todo en su profesión. Quiere saber como lo llevo y qué preguntas tengo. Le digo que lo llevo bien y por bien quiero decir que tengo los efectos secundarios esperados: estoy cansada, tengo algo de náuseas, lo huelo todo, me dio la gripe, aún tengo dolor en el estómago por la operación. Lo normal. Nada inesperado.
Mi única pregunta es qué puedo hacer ante el cansancio y la falta de concentración. He vuelto a ir la universidad, sigo trabajando a medio tiempo. Quiero seguir con mi vida lo más normal posible. El oncólogo me mira directa a los ojos y me dice: Lo único que puedes hacer es aceptarlo. La quimio te está destruyendo el sistema inmunológico, estás baja de defensas, y además tienes muchos cambios en tu vida en un corto periodo. Lo último, acabas de perder el pelo. Lo que te pasa es normal. Date tiempo, no te presiones. Pero tienes que aceptarlo.
Aceptarlo. ¡ACEPTARLO! No es fácil. Quiero llorar cuando lo dice, porque aún no me queda claro lo que tengo que aceptar, que mi cuerpo está débil, que no es mi mente la que decide a partir de ahora, sino mi cuerpo. Aceptar que no soy la mujer maravilla y que no puedo hacer lo que me sale del pie. Hace poco tuve una conversación con una mujer que comparte su historia con el cáncer. A veces ves en los periódicos -me cuenta- historias de personas con cáncer que han hecho cosas increíbles como ganar maratones o crear cosas admirables y tú solo sientes que quieres echarte una siesta. ¡Que les den! No les hagas caso a esas historias. Cada cuerpo es un mundo y tu mundo es el más importante, me recordó. ¡Qué maravillosa mujer!
El oncólogo mide mi pecho derecho, quiere ver si el tamaño del tumor se ha reducido. ¡¡¡Y si!!! Se ha reducido. No es mucho, pero es una buena señal, la quimio está teniendo efecto. Así que con esa noticia me voy preparada para mi segunda quimio. El veneno funciona. El tumor ya no crece y se reducirá hasta que abandone mi cuerpo a través de una cirugía.
La enfermera de oncología me vuelve a dar una habitación donde puedo estar junto con mi pareja. Quizá en la siguiente ya tenga que estar sola. Está vez me siento mejor. Estoy más positiva. Las cosas van como tienen que ir. Pero es salir del hospital y siento náuseas. Así que al igual que después de la primera quimio, decido ir a descansar y luego hacer algo cultural. La película elegida es boyhood. Me encantó por lo real que es y hay tanto que decir sobre la película. Al final de la película tuve náuseas. La película terminó justo cuando ya pensaba abandonar la sala porque las náuseas eran inaguantables. Llegué a casa cansada y lista para dormir. Me desperté con náuseas. Hoy domingo también me desperté con náuseas. La quimio funciona - me repito- toca aceptar que esto es parte de mi vida ahora. Pero la vida cambia, se mueve, se transforma. Solo la muerte es inmóvil. Yo quiero movimiento.
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