Operación: Recuperación de ovario
15.09.19 Hace cinco años me quitaron mi ovario antes de empezar la quimio. Tras cinco años de congelamiento me devuelven un ovario que tiene 34 años mientras yo tengo 39. Siento que vivo en un cuerpo Frankenstein.
Me operaron hace dos días. Operación: recuperación de ovario. Me duele todo el cuerpo. Para ser más exacta me duele el centro del cuerpo y la parte superior. Para ser más exacta aún, me duele el ombligo y sus alrededores y me duelen las clavículas y sus alrededores. Es como si me hubieran metido en la jaula del club de la pelea. No me duelen los brazos ni las piernas, pero todo lo demás me duele. Duele como si me hubieran golpeado sin parar. Como si los puños hubieran golpeado uno por uno los órganos internos. Los puños agresores han sido nada más y nada menos que tubos con cámaras, tijeras y cuchillos. Me han abierto cinco agujeros en el abdomen para devolverme el 50% de mi ovario. Mi cuerpo aún no diferencia la herida de pérdida o la herida por devolución. Es solo una herida. Las heridas duelen. A mi cuerpo le duele. A mi centro le duele. Toser, caminar, subir, bajar escaleras, sentarse, pararse, reirse. Todo duele. Estar sentada escribiendo esto duele. El centro del cuerpo se entera de todo. Nada se le escapa. Duele.
No estoy triste. Estoy contenta porque a diferencia de otras veces que he ido al hospital ésta vez me devuelven algo. Algo que genera vida. Estoy contenta porque mi cuerpo vuelve a mí. Duele. Es la vida. Es la semilla rompiéndose para echar raíces, para crear tallo. Duele. Dos semanas de baja médica para que mi cuerpo se recupere. Duele. Para aceptar que la mitad de mi ovario ha vuelto. Duele. No es lo que hubiera planeado. Duele. Quizá por fin volveré a menstruar. Duele. Quizá mi cuerpo vuelva a ser como era antes del cáncer. Duele. Como antes de enfermar. Duele. Acepto el regreso de mi cuerpo. Duele. La unidad. Duele. Pero dejará de doler. Mientras tanto duele.
