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¿Puede el cáncer matar una relación?


Abriendo vuelo (Foto: Jeanette Mauricio)

¿Se puede acabar una relación por culpa del cáncer? ¿Qué papel juega el cáncer en la vida de pareja?


Un día él y yo nos levantamos y vimos que ya no nos reconocíamos. No éramos esa pareja tan unida que le hizo frente a cara limpia al cáncer. No éramos los mismos. No hay nada malo en cambiar, moverse o girar. Lo interesante es cuando los caminos van en direcciones opuestas, cuando el moverse te distancia del otro, cuando giras y ves que ya no son dos. Es entonces cuando la palabra pareja deja de tener sentido.


Nosotros empezamos nuestra relación al poco después de saber que yo tenía cáncer. Empezamos una relación sabiendo que teníamos que enfrentarnos a días de hospitales, a miedos y a inseguridades. Lo hicimos juntos de la mano. Nos reímos cada día. No había tiempo para tristezas. Éramos una pareja hecha a prueba de balas. Y aunque el dolor nos sacudiera de vez en cuando nosotros seguíamos allí, aferrados a vivirlo todo.


En esa relación aprendí que las soberbias se tiran a la basura, que más vale resolver las diferencias pronto porque el tiempo que se va no vuelve y a veces nos queda menos tiempo del que creemos. No somos eternos. Aprendí a decir te quiero con una facilidad y naturalidad que me enamoró más de la vida y de mi pareja. Aprendí a que la sinceridad es importante en la relación. No hubo ni un solo secreto. Ni uno solo. Aprendí a que se puede y se debe de hablar de todo en la pareja. Los dos sentimos que estábamos creciendo mucho en la relación.


Acabado el tratamiento pedí ayuda psicológica, y participé en encuentros de mujeres que habían pasado esta enfermedad. Le pedí a mi pareja que hiciera lo mismo. Lo veía solo ante esto. Yo tenía a profesionales y mujeres con el mismo proceso, pero mi pareja no tenía a nadie. Él no quería tener a nadie. No veía la necesidad. Quizá sea una cosa de esa masculinidad que cree que lo puede todo contra el mundo.


Conforme la enfermedad iba quedando atrás nuestras rutinas volvían a ser las nuestras y no las que marcaba el hospital. El tratamiento se había acabado y los controles oncológicos se convirtieron en visitas semestrales (o a menos que algún efecto secundario de la quimio me mandara de vuelta al hospital). Nosotros volvíamos a ser los mismos. Los que éramos antes de la relación. Pero había algo que no encajaba. Por fin teníamos más tiempo para nosotros pero nos sentíamos más lejanos. ¿Quizá era el efecto del cáncer? ¿Quizá nos pasaba factura al terminar la relación ya que no nos separó durante la enfermedad? Incluso llegué a preguntar si mi nuevo cuerpo uniteta había afectado la relación. ¿Cambiar de cuerpo modifica la percepción del otro, o la mía misma? ¿Cómo se retoma una vida cuando has vivido con el miedo a perderla? ¿Cómo se vive en pareja después de un cáncer?


Al igual que en muchas parejas era más fácil ver la paja en el ojo ajeno y mostrar al otro en lo que estaba cambiando con la esperanza de que volviera a ser esa pareja que era antes. En mi caso la pareja que éramos bajo el tratamiento. Pero no funcionó. Quizá porque no éramos los mismos, quizá porque durante la enfermedad no fuimos nosotros mismos o quizá fue el único momento en el que nos permitimos ser nosotros mismos.


Nos tomó tiempo y mucho amor reconocer nuestro nuevo yo. No importa si es el cáncer, sus efectos o lo que sea lo que nos cambió o lo que nos permitió ser nosotros mismos. No podemos cambiar para hacer feliz a otra persona. Nadie tiene derecho a pedirlo ni nadie tiene la obligación de hacerlo.


Una tarde de enero después de ver nuestra serie favorita nos decidimos a hablar del tema. Si algo nos enseñó esta relación es a ser sinceros y a hablar de todo. Y fue allí, en esa conversación que nos mostramos el mayor amor que nos podemos tener. Un amor que te acepta como eres y que solo desea tu felicidad. Un amor que no te ata sino que te da la libertad para seguir tu camino. Aunque eso signifique que los dos vayan por caminos separados. Fue hermoso y doloroso al mismo tiempo.


Es así que los dos nos aceptamos, nos reconocimos como somos, nos agradecimos el viaje juntos y nos permitimos abrir las alas y volar. Solo tengo palabras de agradecimiento para él que fue mi pareja durante el momento más difícil de mi vida. Solo puedo desearle toda felicidad allí a donde vaya. ¡Buen viaje, compañero!


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