karmas, energías y multidimensionalidades
- periodista2014
- Nov 11, 2014
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Desde que compartí mi experiencia con el cáncer, he recibido muchas sugerencias sobre cosas que me podrían venir bien. Muchas van en la misma dirección y me siento afortunada de saber que la gente que conozco está conectada por su forma de pensar y ver este mundo. Hay quienes me dicen que vea el cáncer como una llamada para el cambio, lo que ellas no saben es que yo ya había iniciado ese cambio. Hay quienes me han dicho que el cáncer es una excusa para renacer, y me pregunto si ese renacer es solo para mi o también para la gente que está a mi alrededor.
Cuando me mudé a Noruega a finales del 2011 una de las primeras cosas que hice fue buscar un lugar budista y/o de meditación. Cambiar a un nuevo país, nueva cultura, nuevo idioma que aprender. La única persona a la que conocía en Noruega era mi pareja. Sabía que necesitaba encontrar una paz para absorber todos los cambios. El 2012 empecé a meditar y el 2013 empecé con la vitaelogía, y a cambiar de mentalidad siguiendo la nueva tendencia de “la ley de la atracción”. Mi relación se terminó y fue el comienzo de mi relación conmigo. Fue maravilloso y gratificante. El 2014 fue el año de decir adiós a los lácteos (un test confirmó que soy intolerante a la lactosa) y estrechar los lazos de amistad. Quedar con amistades, preparar cenas estupendas, hacer las cosas que yo quería en el tiempo en el que quería. Cualquiera diría que tenía una vida satisfactoria y sana, pero parece que el cáncer no se enteró o quizá se enamoró de mí al ver lo estupenda que estaba.
La verdad no sé desde hace cuando tengo esas células malignas en mi cuerpo. Quizá hace un año o ¿quizá hace dos? ¡Quién sabe! Quizá sea como dicen y mi cuerpo me pedía un cambio desde hace tiempo. Sí, ninguna de mis relaciones eran perfectas o como mejor dicho como yo quería. Mi relación con Noruega no comenzó muy bien. La relación con mi pareja no funcionaba bien, la relación con mi padre no funcionaba bien, la relación con mi madre es buena, pero podría ser mejor. De hecho el que mi madre viniera a Trondheim para estar conmigo en todo el comienzo del proceso nos vino bien para unir vínculos. Las únicas relaciones que me han funcionado bien son las amistades, porque son elecciones mutuas.
Actualmente hay una nueva tendencia de responsabilizar a las personas de sus enfermedades y desgracias. Si comiste mal tendrás una enfermedad, si deseaste el mal a alguien tendrás una enfermedad. Karma, le llaman. Pero a veces las cosas son más complicadas. Una mujer le preguntó a Suzanne Powell por qué su hijo de cuatro años tuvo que morir. La madre argumentaba que su hijo no tuvo tiempo de crear su propia enfermedad. Powell, quien sobrevivió un cáncer y considera que las enfermedades son multidimensionales, le explicó que a veces hay criaturas que vienen programadas para morir a una determinada edad. Su misión es ayudar a otras personas a resolver los conflictos que tienen. A veces deudas kármicas entre padres e hijos se resuelven cuando aparece un nieto.
Mi abuela paterna murió de cáncer de estómago. No se pudo hacer nada porque cuando fue al hospital el cáncer ya se había extendido y afectaba otros órganos. Ella murió un mes antes de que yo naciera. Y yo nací a los siete meses. Parece que no quería perder el tiempo allí dentro y quería conocer el mundo. Creo que allí ya iba apuntando maneras y mis pobres padres no se habían dado cuenta.
Desde que yo recuerdo mi padre quería que fuera médico. Y lo digo en masculino, porque él quería que yo naciera varón. Me crió como a un varón. Con el tiempo pasó de desear que fuera médico a que fuera química. Vio que la química se me daba muy fácil y pensó que quizá estando en laboratorios podría encontrar la cura al cáncer. Eso era lo que quería. Que encontrara la cura a un cáncer que mató a su madre.
Mi madre a veces piensa que ella no tuvo cáncer de mama. Que lo que le pasó fue un malentendido, que se equivocaron y le hicieron todo el tratamiento por error. Aunque ella sabe que tenía un bulto en el pecho, pensaba que todo lo que le pasó fue equivocado e injusto. Los médicos que tuvo a penas si la miraban a los ojos. Era como una cadena de productos. No la trataron como a una persona. Un día estábamos esperando cita con mi oncólogo en Trondheim. Él pensó que ya me habían operado en Oslo (para congelar el ovario) y tenía todo preparado para empezar la quimio. Mi madre empezó a ponerse nerviosa. Estaba fría, pálida. Siento como si fuera yo quien va a recibir la quimio, dijo y se vino abajo. Lloró y me abrazó.
Ahora que ella sabe todo el tratamiento médico (quimio-operación-radio) que harán conmigo se da cuenta que su tratamiento fue el correcto. Que no fue un malentendido. Que 14 años después le habrían hecho el mismo tratamiento. Yo haré el mismo tratamiento que ella. Idéntico. Y al igual que ella lo haré en un país nuevo para mí.
Mi padre vendrá a verme mañana. Él quiere estar conmigo y ayudarme en todo lo que pueda. Me pregunto cómo lleva este proceso. Nunca dijo nada cuando mi madre tuvo cáncer. Pero ahora que soy yo quien lo tiene, lo veo preocupado y con ganas de involucrarse. Creo que él siente que ahora todo tiene sentido. Todos los años que estudió imposición de manos, naturopatia, reiki tienen sentido ahora que ve que los puede usar y no para curarme un resfriado, sino la enfermedad que se llevó a su madre.
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