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¿La bella durmiente tenía cáncer? II parte: El príncipe y la princesa se van a vivir juntos

  • periodista2014
  • Nov 23, 2014
  • 6 min read

(Foto: Jeanette Mauricio)

Había una vez un príncipe que debía ir a fiestas a las que no quería ir. Obligaciones de futuro monarca. Lo mismo le pasaba a la ahora bella durmiente. Antes de ser conocida como durmiente debía ir a oficios por obligación. Hubo una por el día de San Valentín. ¡Qué pocas ganas tenían de ir los dos! Eran tan felices solteros. Lo que no sabían ellos dos es que esa fiesta cambiaría sus vidas.


En la fiesta el príncipe y la princesa se ignoraron completamente. Ambos querían centrarse en sus proyectos personales. De hecho evadían hablar con la gente. Pero una amiga en común seleccionó a cuatro amistades para ir a un recinto más privado y discutir con los ojos abiertos sobre filosofía y otras vanalidades de la vida. El príncipe y la princesa vieron que sus ideas no eran tan distintas. Tan a gusto estaban con la plática, que días después de la fiesta el príncipe envió su caballo llamado facebuk con mensajes para seguir discutiendo sobre los mismos temas. Cartas iban y venían y sus discusiones sobre la vida, sobre el ser hombre y mujer en esta sociedad los fueron acercando más, hasta el punto de querer tener conversaciones cara a cara. Que el caballo facebuk era mono, pero caballo al fin y al cabo.


La princesa no había conocido a una persona tan reflexiva como él y el príncipe no había conocido a una persona tan abierta y crítica con la sociedad como ella. Y es que sus críticas eran para construir un mundo donde hombres y mujeres se sintieran mejor consigo mismo. Él estaba maravillado. Resulta que todo lo que él había pensado tenía nombre y se podía construir.



Cuando vino la nube gris, la princesa decidió recluirse, supo que era tiempo para ella y se cuestionó seguir con los encuentros con el príncipe. La princesa se fue a descansar a sus aposentos y pidió que no la molestaran. El príncipe respetó su decisión. Pero él quería estar con ella. Oía las cosas que ella hacía a pesar de su enfermedad y quería estar con ella. Disfrutar del tiempo con ella. Ella solo quería estar con ella misma. No porque no disfrutara de conversar con el príncipe sino porque temía asustarlo ahora que tenía a cáncer.


¿Cómo empezar una relación cuando una esta enferma? ¿Cuando una no se siente completa? ¿Cuando no se sabe qué esperar del cuerpo ni de la mente? Su cuerpo había cambiado, su piel había cambiado, incluso sus pensamientos habían cambiado. No era el momento de parejas, no era el momento para pensar en alguien más. Ella debía centrarse sólo en ella, al menos así pensó. Nada de contacto con el príncipe.


Al príncipe le habían enseñado a que él no debía esperar, que debía de actuar. Así que cogió su caballo y se fue en su búsqueda. Cuando llegó la encontró dormida y no supo qué hacer. ¿Despertarla? Pero sí la pobre está cansada. ¿Esperar a que se despierte? Qué dirán de él, si los príncipes no esperan. Pensó y pensó y no supo qué hacer. Su imagen de príncipe estaba en juego, pero también su valor de hombre enamorado. Él llevaba tiempo queriendo darle un beso. Ella ya lo sabía porque Facebuk se lo había llevado en un mensaje. Pero ella estaba dormida. El príncipe pensó tragarse su orgulloso e irse. Ella había dicho que quería estar sola. Sin embargo, sus consejoros patriarcales le dijeron que los príncipes tienen la obligación de mostrar el poder que tienen. Le dijeron que debía de marcar terreno, no sea que venga otro prínicpe. "Dale un beso" "No podrás ser rey si no muestras tu poder", le dijeron los consejeros patriarcales. El príncipe no quería. Retrocedió. Algo en su corazón le decía que no debía, pero vio como lo miraban. Él quería ser rey. Su destino era ser rey. Tomó aire. Cerró los ojos y la besó. Ella despertó y lo echó de su palacio, ni siquiera Facebuk fue bienvenido en su reino.



Los días pasaron y el pobre Facebuk estaba cansado de tanto viaje en vano. La princesa estaba muy enfadada. ¿Cómo alguien se atrevía a darle un beso sin preguntar? ¿A quién se le ocurría besar a una persona que está durmiendo? Tenía tantas preguntas. Quizá no vendría mal escuchar lo que tenía que decir. Aceptó hablar con el príncipe. "Lo siento", fue lo primero que dijo el príncipe. Él le explicó que fue un error, que nunca debió de hacerle caso a los consejeros patriarcales. "Llevan siglos en mi familia sin que nadie los cuestione", le comentó el príncipe, "pero eso va a cambiar porque los he echado de mi reino".


El príncipe le recordó que quería estar con ella, que no le importaba que estaba enferma. Le dijo que nunca había visto a una princesa calva y le confesó que ahora que no tenía pelo él podía ver la belleza de todo su rostro. La princesa le dijo que quizá él no se merecía una pareja enferma, que él como futuro rey debería buscar una princesa más activa, quizá una como Mulán. Que debía olvidarse de ella. El príncipe le explicó que asumir por él, pensar lo que él quiere, es hacer lo mismo que hacían los consejeros patriarcales, quienes le decían que es lo mejor para él como hombre, como príncipe, como futuro rey. La princesa se paró a pensar. Ella estaba en contra de los consejeros patriarcales. Ella misma había desterrado a los suyos de su reino. No, ella no iba a presuponer nada por nadie. "Soy una persona adulta, yo sé lo que quiero y te pido que respetes mis decisiones. Yo decido que quiero estar contigo y si tú no quieres estar conmigo dime que no quieres estar conmigo, pero no me digas que lo haces por mi bien", le dijo el príncipe. Ella quería el bien del príncipe, ella temía que la cosas no funcionaran. Nada en su cuerpo funcionaba como quería. ¿Cómo esperar que una relación funcionara cuando cáncer la tenía prisionera? Nada era lo que parecía. Ella se veía bien por fuera -pese a todas sus pérdidas- pero por dentro las cosas no iban bien. ¿Cómo esperar que una relación vaya bien cuando el cuerpo de una no va bien?, se preguntaba.



Después de mucho pensarlo, aceptó que el príncipe tenía razón. Él había decidido por él y ella tenía que decidir por ella, no por miedos, por futuros que no existen, por inseguridades o dudas. El cáncer no debe ser un motivo para que ella no elija lo que quiere. Al contrario, el cáncer es un motivo más para que ella elija lo que quiera. Así que puso a todos sus temores (esos que le decían que quizá la relación dure poco, esos que le decían que quizá su tratamiento deje de funcionar, que su cuerpo deje de funcionar) en una bolsa y los tiró por el barranco. "Sí, quiero empezar una vida contigo", le dijo la princesa al príncipe.



Se fueron a vivir juntos a finales del otoño, cuando el invierno estaba por llegar. Pero ella no dejó su palacio para irse al de él, y él tampoco sintió que debía quedarse en el suyo. Los dos decidieron alquilar un palacio solo para ellos. El palacio les llegó vacío, así que aún les quedan cosas por amoblar, pero están a gusto con su nuevo lugar. Un espacio donde los dos podrán decidir lo que quieran y como quieran. Desde entonces comparten risas, nervios, emociones y la curiosidad por el mañana. Y colorín colorado este cuento no se ha acabado.


______________________________________ o __________________________

P.D: Cabe decir que este cuento, como todos los cuentos, es medio ficción medio y medio verdad. Nadie me ha besado estando dormida o inconsciente. Me apetecía dar una nueva versión sobre el beso a la durmiente. Decir que el príncipe no quería hacerlo, porque hay muchos hombres que no quieren ir de machos por la vida, pero que se sienten obligados a cumplir con ese rol.

Lo que el cuento tiene de real es como mi novio y yo nos conocimos y las inseguridades que tuve sobre tener pareja después de que supe que tenía cáncer. No fue una decisión fácil pero estoy contentísima con la decisión que tomé. Para mí el cuento acaba de empezar.

 
 
 

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