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3 de 12 quimios: Bochornos y adormecimientos

  • periodista2014
  • Dec 27, 2014
  • 2 min read

(Foto: Jeanette Mauricio)

El lunes 22 de diciembre fue mi tercera quimio con el nuevo veneno. Esta vez voy con mi madre. Ha venido a pasar las navidades conmigo. Y dos efectos secundarios también han venido a visitarme esta vez.


La enfermera nos dio una habitación para estar juntas mi madre y yo. Mientras preparaba las cosas para la quimio me preguntó cómo lo llevaba. Le dije que bien, que no tenía ningún nuevo efecto secundario. Me dijo que debía de llamar si algo nuevo aparecía. Le expliqué que desde que empecé la quimio he oído sobre los efectos secundarios, así que los espero y como no he sentido que ninguno sea serio no he considerado oportuno llamar al hospital. Entiendo, pero si tienes fiebre, más de 38 grados tienes que llamarnos, me recordó la enfermera.



Mi madre está conmigo así que le comento las cosas que me pasan. Es invierno así que ando con jersey y tenemos la chimenea puesta. Mejor me quito el jersey que con la chimenea y ésta lana me están entrando unos calores, decía yo. Mi madre dijo no será bochorno? Yo tenía bochornos con la quimio, me recuerda.


Yo me quedé pensando y caí en la cuenta de que esas ráfagas de calor me daban en varios lugares con o sin chimenea al lado, en la mañana o en la tarde. Sin duda, tenía bochornos. Un calor que no solo iba a mi cuerpo sino que llegaba hasta a la cabeza, Una calva que suda. Aún no me acostumbro. Mi pareja dice que es normal que me parezca extraño. Antes cuando mi cabeza sudaba ese sudor se deslizaba por mi pelo. Ahora a falta de pelo se hace un capa de agua salada alrededor del cráneo. Mi cabeza brilla como si estuviera cubierta de mantequilla. Todo es acostumbrarse.


Ya me acostumbré a la sequedad bucal, de ojos, de piel, al dolor de lengua, a la intensidad de olores (mi pareja no fuma pero consume snus* y ese olor me da náuseas ahora), a estar cansada, a que me duelan las venas de los brazos cuando me estiro (las pobres están contraídas de la quimio) y cuando pienso que lo único que tengo que añadir a la lista son los bochornos zas, otro síntoma aparece.


Se me han dormido los dedos del pie, le dijo a mi pareja. Los muevo. Siguen dormidos. 10 minutos después. He caminado y estoy lista para irme a dormir a la cama. Mis dedos siguen dormidos, sobre todo el gordo y el índice. Pellizco el dedo gordo. No lo siento. Mi pareja me da masajes, me dice que me calme, que cuando la sangre llegue allí después del masaje los volveré a sentir. No siento el dedo gordo. Él se acuerda que nos dijeron que era otro efecto secundario. Entonces me calmo y le digo que nos vayamos a dormir. Mañana será otro día. Y quien sabe, quizá vuelva a sentir mis dedos o quizá conozca al siguiente efecto secundarios. ¡Ay los papeles secundarios! Los infravaloramos pero cómo encordían cuando hacen bien su papel. *snus= tabaco que viene en pequeñas bolsitas que se introducen en la boca.

 
 
 

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