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Los secretos del cáncer y la sobreterapia

  • periodista2014
  • May 1, 2015
  • 7 min read

Cáncer y sobreterapia (Foto:Jeanette Mauricio)

Ayer 30 de abril tuve cita con el oncólogo. En teoría era para hablar sobre la radioterapia, la cual empezaré la semana que viene, pero fui con una lista de preguntas que iban desde los efectos secundarios por radiación hasta por qué hay gente que tiene el cáncer de vuelta. Muchas preguntas no pudieron ser contestadas porque al parecer el cáncer tiene sus secretos.

Voy a intentar reunir las preguntas que hice en tres partes:

1) La radioterapia y la sobreterapia

El oncólogo me dice que el cáncer en mujeres jóvenes es más agresivo que en la gente mayor. Por lo cual el protocolo para la gente joven busca que los resultados duren a largo plazo. El objetivo -me dice el oncólogo- es que vivas muchos años. Si las pacientes que tienen 20 sesiones de radio presentan menos posibilidades de recaer que las pacientes que tuvieron 10, pues es mejor que te demos las 20, me dice.



Por eso tendré 25, que es el máximo que se puede dar sin destruir la piel. Me irradiarán el pecho y el área de la axila. Esta última parte es debido al tamaño de mi tumor, dicen que era muy grande y que si ya había empezado a extenderse sería hacia los ganglios de la axila. En la operación me sacaron cinco ganglios (acabo de leer que durante la operación ponen un líquido para ver la radioactividad de los ganglios, por lo general se presenta en el o los ganglios cercanos a la zona cancerígena), hicieron la prueba y salió negativo, pero no pueden confirmar al 100% de que las demás estén limpias. Para eso tendríamos que haber quitado todos los ganglios que se tienen en la axila, añade el oncólogo.



Lo hacemos por tu seguridad, porque hasta ahora, de lo que sabemos, mientras más radiación menos posibilidades de tener el cáncer de vuelta. Es posible que te estemos ‘sobreterapiando’, pero lo hacemos porque eres joven y queremos que vivas muchos años, no podemos arriesgarnos. Quizá de aquí a unos años digamos que era mejor dar 20 o quizá que en casos como el tuyo donde no se descubrió nada en la axila no era necesario irradiar tanto en esa zona y solo centrarse en el pecho. Pero por ahora esto es lo mejor que tenemos, dice el médico.



Al parecer la radioterapia tiene muy pocos efectos secundarios comparados con la quimio. Según el médico lo que puedo esperar es que la piel se ponga roja, que esté débil, que se vean las venas tras ella (por eso deberé de proteger esa área del sol por un año) y lo peor que puedo esperar -según una enfermera- es cansancio, especialmente cuando acabé con la radioterapia. Cuando termine la radioterapia la piel seguirá débil y quizá se contraiga; por eso ellos hablan de reconstrucciones mamarias después de los dos años de haber terminado con la radioterapia.



2) El cáncer y sus secretos

La radiación es para tener un seguro más, pero no te puedo asegurar que no tendrás el cáncer de vuelta, me dice el oncólogo, quien me explica que cada cáncer es diferente. Y especialmente si hablamos de cáncer de mama. Otros cánceres solo responden de una manera. Por ejemplo si te han extirpado la parte cancerígena por un cáncer de colón y no vuelves a recaer en los primeros cuatro años entonces no volverás a desarrollar otro cáncer; pero con el cáncer de mama no es así. Y no sabemos por qué es así -explica el oncólogo- es como si las células del cáncer tuvieran un secreto al que aún no hemos accedido. Explica que hay un mayor riesgo de volver a tener cáncer en los primeros cuatro años, sobre todo en los dos primeros. Pero eso no significa que si no desarrollas cáncer en este periodo no lo volverás a tener después. ¿Por qué crees que te vamos a controlar por diez años?, me dice.



Le cuento al médico que he conocido a dos mujeres que fueron diagnosticadas con cáncer de mama. Una de ellas desarrolló un cáncer en el cuello antes de los dos años de haber acabado con el tratamiento. La otra volvió a recaer con un cáncer de mama en ese mismo periodo. Al parecer era metástasis. El oncólogo mira su escritorio y hace una mueca, un intento de sonrisa que solo mueve la mitad de la boca. Aún no entendemos a las células del cáncer -responde- sobre todo a las del cáncer de mama. Tienen su propio lenguaje y no sabemos cómo leerlo. ¿Por qué algunas desarrollan un cáncer o una metástasis y otras no? No lo sabemos, me dice el oncólogo. Sabemos que en algunos casos van a los huesos y en otros casos atacan a los órganos, señala. Me dice que no me preocupe. Me informa que el primer año me controlaran cada trimestre, luego será semestral y luego será anual. No escuches los casos de las otras pacientes -me dice en broma- , no es que tenga secretos o diga mentiras pero cada cáncer es particular y lo que le pasa a una no le tiene porqué pasar a la otra. Cada cáncer es único, tiene su propio lenguaje. Le pregunto si hay algo que pueda hacer para reducir las posibilidades de volver a tener cáncer tras acabar el tratamiento. Las células del cáncer aún no nos lo han dejado saber- me dice mientras me mira fijamente a los ojos-, es un secreto.




3) El tratamiento hormonal y la maternidad

Mi cáncer responde al estrógeno, esto quiere decir que las células contaminadas leen al estrógeno como si diera la orden de reproducirse. Por eso estaré bajo tratamiento hormonal para bloquear a esos receptores, para que no reproduzcan nada.



Me alegra que esto sea así. Por información que me habían dado antes, la imagen que tenía era algo gris. Pensé que iban a inhibir mi producción de estrógeno, lo que significaba una menopausia prematura, lo cual me hacia cuestionar sobre la utilidad de reponerme mi ovario si luego lo iban a inhibir para que no produzca estrógeno, lo cual me generaba dudas sobre una posible maternidad y quizá la posibilidad de solo un embarazo y no más. Pero ahora sé que mis ovarios seguirán produciendo las hormonas que tienen que producir pero que las pastillas bloquearán a los receptores que están en la células y estos no harán caso al estrógeno que llega. Me recomiendan tomar las pastillas por diez años.



El médico recomienda un posible embarazo después de los dos años, por esto de que tengo más posibilidades de recaer dentro de este periodo. De hecho, él recomienda que espere entre tres y cinco años, pero mi pareja le recuerda que es una decisión que tendré que tomar yo. Ella es la jefa -dice el oncólogo mientras levanta las manos abiertas como si alguien lo apuntara con una pistola- nosotros solo recomendamos. Nos informa de que cuando decidamos un embarazo deberé estar algo más de cinco meses sin tomar las pastillas para dejar que el cuerpo se limpie. Solo entonces recomienda un embarazo.



Según el oncólogo es más probable que decidan crear embriones en lugar de poner el ovario de vuelta en mi cuerpo, pero me dice que esa es una respuesta que me la dará el hospital de Oslo, que es donde yace mi ovario a 180 grados bajo cero.



Antes de terminar el oncólogo me recuerda que tengo que hacerme unas radiografías tras terminar la consulta. Es para saber donde están los órganos, marcar la parte que van a irradiar y con eso se podrá deducir el impacto en algún órganos. En algunos casos se irradia un tres o cuatro por ciento del pulmón -explica- pero no es nada que te vaya a generar problemas. Las máquinas han avanzado mucho y ya no es lo que eran antes, me dice con una seguridad como si sus canas y las arrugas de sus manos lo confirmaran.



Así que voy para que me hagan las líneas. La enfermera me explica todo el procedimiento: me harán unas marcas en el pecho, las cuales serán la guía durante la radioterapia. Dice que hoy tomarán unas placas y que deberé estar tumbada en la camilla más o menos unos veinte minutos, pero cuando empiece la radioterapia serán solo diez. Me explica que tengo la opción de que me hagan un tatuaje, solo un punto en el medio del pecho la cual servirá como marca. Yo no quiero marcas, yo no quiero marcas que me recuerden este proceso en el futuro. No quiero tatuajes, pienso. Creo que por tu cara puedo decir que la idea no te gusta mucho, dice la enfermera. No quiero tener tatuajes, le respondo. Perfecto, yo tenía que preguntar; si no quieres, pues no quieres, entonces tendrás que tener cuidado con la marca que te dejemos, no se puede borrar porque es la marca para tus radiaciones, cinco días a la semana por cinco semanas, me recuerda. Descuida, estaré pendiente de que no se borre, le respondo.

Me pide que me quede con el torso desnudo y que me tumbe en la camilla. Antes de llegar a la camilla la tengo delante de mi con una cámara de foto que no sé de dónde sacó. Es solo para los pacientes, me dice mientras toma una foto de mi cara. Claro, claro, respondo sin pensar en lo que está pasando. Luego me tiendo en la camilla, me levantan los brazos, hacen que la máquina proyecte líneas y empiezan a dibujar. Toman más fotos, esta vez solo de mi torso. No sé cómo sentirme. Es la primera vez desde que empecé con este proceso que son las personas de blanco quienes vienen con una cámara para tomarme fotos. Me siento rara pero recuerdo que estoy allí para preparar las cosas antes de la radioterapia, así que dejo que me tomen las placas que necesitan y me voy a casa. Afuera hacia un sol maravilloso. Me fui caminando a casa.

 
 
 

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