Vuelvo a trabajar
El miércoles 3 de junio volví al trabajo. No estaba segura de si era una buena idea considerando que aún no he terminado con la radioterapia. Me apetecía volver, además es un trabajo parcial, así que volví. No pensé que terminaría el día de la forma en la que lo hice.
Me levanté de la cama a las 6:30. Tenía radioterapia a las 7:45. En mi cabeza pensé que después de la radioterapia podría volver a casa, desayunar, recoger las cosas que necesitaba antes de ir al trabajo donde quería estar a las 10. Por supuesto que el tiempo real no iba tan lento como en mi cabeza. Todo lo hice corriendo. Tenía que imprimir unos documentos pero no caí en cuenta de que la librería no abría hasta las 8:30. Por supuesto mi contraseña no funcionaba, el ordenador iba lento y los documentos no salían de la forma que yo quería. Llegué a casa a las 9:20. Tenía solo 10 minutos para recoger mis cosas, comer algo y salir corriendo para coger el bus de las 9:42.
Llego al trabajo. He llevado magdalenas con chocolate para las compañeras de mi oficina. Podríamos decir que fue una vuelta muy dulce. Llega la hora de dar las clases. Mis alumnos y alumnas están encantados de verme. ¿Estás de visita o ya te quedas con nosotros?, me preguntan. He vuelto, digo; y mi sonrisa se encuentra con la de mis alumnos. ¡Se siente tan bien!
Hoy solo tengo dos grupos, pero hay papeles que hacer. Es momento de poner las notas finales y para ello debo hablar con la sustituta. Han sido poco más de dos meses de baja y me tiene que poner al día con las pruebas que han tenido. Nos sentamos juntas. Mientras escribo me doy cuenta de que me duele el brazo. Me duele el pecho. Y no es el dolor de la piel debido a la radio. Me duele el músculo además de la piel. No entiendo por qué porque solo estoy escribiendo. Durante el día no he hecho gran cosa, pero pienso que quizá el estar de arriba a abajo cargando cosas me está pasando factura. Por lo general mis días son más tranquilos, pero la vuelta al trabajo lo ha cambiado todo. Estoy sentada en frente del escritorio sintiendo como el pecho me duele y me arde. Normalmente cuando la piel del pecho derecho me arde me pongo una capa de aloe vera y dejo la piel descubierta hasta que el cuerpo lo absorba; pero ahora estoy en el colegio. Tengo que seguir. La profesora sustituta se ofrece a escribir por mi.
Tenemos todo bajo control y creo que ya puedo ir a casa a comer. Desde que me he despertado solo he comido una magdalena de chocolate, los crakers que había dejado en mi oficina antes de estar de baja y agua. Mucha agua. Tenía ganas de ir a casa, comer, tumbarme en el sofá y ponerme una capa de aloe vera. Pero no. Había olvidado la reunión de profesores. Por suerte no es muy larga. Pero al volver a mi oficina descubro que el sistema en el ordenador no funciona. Toca hablar con la jefa de profesores. Todo se arregla. Son las cuatro de la tarde. Sin duda es hora de irse a casa. Me siento contenta de haber vuelto y haber visto a mis alumnos y a mis compañeros.
A las cinco bajo del bus en la parada más cercana a mi casa. He quedado con mi pareja en recoger la tarjeta del banco que tenemos en común para hacer la compra. Él va ayudar a su madre con actividades que tienen en el colegio donde ella trabaja. Por suerte para mi, ellos también tienen hambre y nos vamos a cenar a un local que hay cerca (Recuérdese que aquí se cena muy pronto). La madre conduce y al terminar de cenar me deja en casa. Lo agradezco inmensamente. No creo que tuviera energías para subir la cuesta de mi casa.
A las 7 pm. me tumbo en el sofá, me pongo una capa de aloe vera y cierro los ojos. Los abro cuando mi pareja llega a casa como a eso de las 11 de la noche. Él me dice que me vaya a la cama a descansar. Hago exactamente lo que me dice. No vuelvo a abrir los ojos hasta las 7 de la mañana del día siguiente. Justo a tiempo para alistarme para la siguiente radio. Y el día se repite. Estoy cansada pero contenta. He vuelto a la vida laboral.
