¡Adiós cáncer! ¡Hola 2016!
- periodista2014
- Dec 31, 2015
- 3 min read

La quimioterapia me hizo empezar el 2015 calva, y lo despido con este pelo que me recuerda que lo peor ya pasó, que estoy viva y que tengo mucho que agradecer. Que os quiero agradecer haber estado a mi lado en esta lucha contra el cáncer.
“Gracias” es palabra que más he usado este 2015: Gracias al sector médico, a mi familia, a las amistades, a las personas que han leído este blog, a todas las sobrevivientes del cáncer que han sido mi motivación. El camino no ha sido fácil, ha sido como una montaña rusa, que me ha revuelto las tripas con su sube y baja. Rabia, dolor, llanto, positivismo, optimismo, risas, voluntad, y de vuelta el llanto, frustración y dolor. Todo mezclado y servido en caliente con mucho picante. ¡Uy, me ha picado mucho! Y tanto que hasta tuve que pedir ayuda. Hace un par de meses empecé a ir al psicólogo. Creo que es algo que tendría que haber hecho durante el tratamiento, pero las ganas de luchar, de salir adelante hace que no se considere prioritario; aunque una vez acabada la guerra te das cuenta que estás hecha polvo, que hay secuelas emocionales además de las claramente físicas.
El martes 29 de diciembre tuve mi última sesión del año. Sesiones que en verdad han sido una cita conmigo misma. Una cita para conocerme mejor, para saber por qué pienso o actúo con ésta “lógica” que tengo. ¿Estoy copiando algo? ¿Es un mecanismo creado por algo? Y no se trata de buscar culpables, sino de saber que soy libre para decidir lo que quiero hacer, saber que tengo opciones, que yo decido si quiero repetir patrones o probar cosas nuevas. Estas sesiones me han ayudado mucho a entenderme a mi misma. Incluso en esta última sesión logré desactivar uno de mis miedos.
Cada vez que he leído noticias (o escuchado de mujeres con las que he hablado) sobre el cáncer de mama, había historias de hijas empezando tratamientos después de que su madre o abuela muriera de cáncer. Mujeres quitándose pechos para no morir como sus madres o sus tías. Esas historias estaban alimentando mi miedo: Madre e hija no sobreviven a un cáncer. Una de ellas suele morir. Y mi madre ha sobrevivido al suyo, así que mi inconsciente -en un rincón muy escondido- iba creando su propia tesis de que yo podía morir. “Madre e hija no sobreviven a un cáncer”, decía el letrero de esa habitación oscura en mi psique.
Las sesiones con el psicólogo me han ayudado mucho a ser consciente de cómo mi cerebro funciona. Ahora puedo decir que ese temor que estaba creciendo en mi inconsciente no se sostiene. No es verdad. Madre e hija sobreviven a un cáncer. Aunque no lo haya leído en las noticias. Mi madre y yo estamo vivas. Vivas para contarlo, vivas para decir a otras mujeres que sí se puede. Vivas para celebrar que estamos en el 2015 y que hay terapias para hacerle frente. Vivas para echarnos risas y decirle hola al 2016.

Por eso, mi balance de este 2015 es que fue duro pero aprendí muchas cosas. Tuve que posponer, priorizar y conectar. Esa es la segunda palabra con la que me quedo: Conectar. He conectado conmigo misma pero también he conectado con mucha gente y de diferentes formas. Por ejemplo, gente que estuvo en mi presentación sobre El peligro de las dicotomías (con quienes compartimos procesos personales dolorosos), una presentación que luego se convirtió en un artículo publicado en España y en Alemania, gente que consideró que hablar de una mastectomía merecía un premio de microcuentos. He conectado con mucha gente y me siento afortunada por ello. Por eso solo puedo decir gracias. Gracias por estar ahí. Se terminó la montaña rusa. Se acabó el 2015. Ahora es tiempo de empezar otros juegos, otros juegos que me gustan más, que me emocionan. Así que brindo por los 12 meses que vienen, para que vengan con mucha salud, para que los sueños que tengáis se hagan realidad, para que nunca falten las sonrisas, para que siempre tengamos motivos de estar agradecid@s y para que no dejemos de estar conectad@s. ¡Adiós 2015! ¡Hola 2016!
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